viernes, 3 de junio de 2016

Por qué Hillary perderá en noviembre

Si no cambia de estrategia, Hillary Clinton va a sufrir uno de los mayores batacazos electorales que se recuerdan en la historia de EE.UU. Su campaña está siendo un absoluto desastre, y de hecho algunos ya empiezan a preguntarse si detrás de todos sus errores no estará la mano de su marido Bill, reacio a renunciar a su libertad y su privacidad para volver a la Casa Blanca y quedar a merced de la agenda y la actividad de su esposa.

¿Por qué un desastre? Hay varios motivos, pero el primero y más evidente es que el grueso de la campaña está consistiendo en pedirle a los votantes que se imaginen a Trump en la Casa Blanca.



Esto es un error mayúsculo porque sólo ayuda a reforzar la imagen de presidente que el candidato republicano se esfuerza en trasladar de sí mismo (por ejemplo yendo a cada mitin en un gran avión privado que recuerda al Air Force One). Así, los electores dejan de pensar en Trump como un simple candidato o un millonario excéntrico y cada vez más se lo imaginan sentado tras la mesa del despacho oval. Unir las palabras 'Trump' y 'presidente' es, por tanto, un error que Hillary debería evitar, pero que repite constantemente, incluso en el mensaje de bienvenida de su página web.




El último ejemplo de esto lo vimos ayer durante el cacareado discurso sobre política exterior de la ex Secretaria de Estado. Ya no es sólo que toda su intervención se enfocara en hablar de su rival, sino que no paró de pedirle a la audiencia que se imaginara a Trump siendo presidente. Y ya el colmo lo vimos en Twitter, cuando llegó a afirmar que Trump no es presidente 'todavía', reforzando la idea de que algún día lo será:



Al ver ese tuit uno no puede dejar de preguntarse si a Hillary le gusta trollearse a sí misma o es que le han hackeado la cuenta, y es que en política, la realidad y la razón no importan. Importa la persuasión. Esto significa que la mayoría no vota a un candidato por sus políticas, sino por su personalidad y su carisma. En el vídeo a continuación tenemos un buen ejemplo de ello, cuando un reportero le pide a varios votantes demócratas que califiquen a Trump y éstos lo hacen en términos muy negativos. Luego les presenta una batería de propuestas del magnate republicano haciéndolas pasar por propuestas de Hillary y vemos cómo todos apoyan cada una de estas propuestas sólo porque les han dicho que son de su candidata. Es decir, vemos que la gente no apoya unas políticas determinadas, sino a una persona determinada, diga ésta lo que diga. (No os perdáis las caras de los entrevistados cuando descubren que han estado apoyando ideas de Trump).




Cuando le pides a los votantes que se imaginen a tu rival político como presidente de los EE.UU., su cerebro va a aumentar el caché de ese personaje y poco a poco se va a habituar a la idea de tener a ese personaje como presidente, por muy disparatadas que le puedan parecer sus ideas. Por eso la primera norma de una empresa cuando hace publicidad es no mencionar nunca a la competencia, ni siquiera para hablar mal de ella. No es bueno que el consumidor se imagine a sí mismo usando otra marca, del mismo modo que no es bueno para Hillary que los electores se imaginen a un eventual presidente Trump en vez de a una eventual presidenta Clinton.

Pero no sólo en sus discursos y en su cuenta de Twitter. La web oficial de Hillary Clinton parece hecha por un agente doble de Donald Trump. De hecho, nada más entrar, lo primero que nos encontramos es la palabra 'Trump' acompañada nada menos que de la palabra 'Love'. Esto es un auténtico despropósito desde el punto de vista publicitario. Y es que aunque el lema sea ingenioso, es demasiado rebuscado como para que el lector retenga el mensaje que en realidad se quiere transmitir. Lo que va a retener el subconsciente del votante es la palabra 'Love' seguida de la palabra 'Trump' (Ama a Trump). O incluso peor, porque la frase es tan ambigua que se puede interpretar como 'Love Trump's Hate' (Ama el Odio de Trump). Lo dicho, un desastre total.



Hillary está cometiendo más errores. Sin ir más lejos y ahora que hablábamos de los lemas, ¿alguien recuerda cuál es su lema de campaña? Todo el mundo conoce el 'Make America Great Again' de Trump, ¿pero qué hay de Hillary? ¿Alguien sabe por qué hay que votarla a ella, a parte de para impedir que el candidato republicano llegue a la Casa Blanca? La respuesta es no. Incluso, en otra muestra de incapacidad persuasiva, Hillary llegó a pronunciar en un mitin la frase 'Make America Whole' para intentar neutralizar el famoso slogan de Trump. El problema es que la palabra 'whole' (plena, completa) suena exactamente igual que 'hole', (agujero, hoyo), como su rival se encargó de remarcar hábilmente ('hacer de América un agujero'), además de que la frase en sí sólo ayuda a recordar el lema original del magnate. Desastroso.

Otros errores de bulto desde el punto de la persuasión electoral son el uso de una 'H' y una flecha como símbolo de campaña, lo cual el cerebro del votante va a relacionar nada menos que con un hospital; el lanzamiento de la 'woman card' con un monigote que nos recuerda al símbolo de un lavabo; o los intentos de Hillary de emular a Trump pretendiendo parecer una outsider cuando es evidente que forma parte del establishment y de hecho debería usar eso a su favor, pues la gran mayoría acaba valorando la experiencia política como algo positivo.



De aquí a noviembre, lo normal es que Hillary siga cometiendo errores. No sólo por su incompetencia persuasiva y la de su equipo, sino por la habilidad de Trump a la hora de imponer el discurso y ponerle todo tipo de trampas. A Hillary ya se la empieza a ver sobrepasada. Su campaña va al rebufo de las ocurrencias de Trump (ayer dio su discurso rodeada de banderas americanas, tal y como hace siempre el magnate) y ha empezado a utilizar el insulto y la brocha gorda en sus mítines, lo cual le hace perder autenticidad porque ésas son señas de identidad clásicas de Trump. No hablemos ya de su insistencia en remarcar que es mujer y decir que lucha por las mujeres, olvidando que la mitad del electorado son hombres y la otra mitad tiene hijos, padres, hermanos y maridos por los que también quiere que se luche. Mi impresión es que Hillary perderá por margen. Al menos Bill podrá respirar tranquilo.

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