martes, 10 de mayo de 2016

¡Es el subconsciente, estúpido!

Se equivocan los politólogos al intentar analizar el fenómeno Donald Trump desde una dimensión ideológica. A Trump quienes más le están ayudando a conseguir votos son precisamente los medios de comunicación que le machacan día sí y día también, anunciando toda clase de peligros y reforzando la idea del votante norteamericano de que su país se va a la mierda.

¿Qué hace Trump? Aprovecharse precisamente de eso. Apela al subconsciente de los votantes, como buen hombre de negocios, como hacen las buenas marcas. «Si el país está en crisis, si todo funciona mal, ¿quién mejor para defenderlo que un matón con pelotas que siempre se sale con la suya?».

Hillary no tiene nada que hacer contra esto. Su campaña le está diciendo al votante que Trump es un riesgo, cuando lo que anhela el votante subconscientemente es precisamente ese riesgo, alguien que saque al país de la crisis y lo libre de las amenazas que los políticos tradicionales no han sabido prever ni saben capear. Fíjemonos cómo se cargó Trump a Jeb Bush, el favorito, el moderado, el republicano tranquilo: "You have low energy", le dijo. Y lo mandó a su casa. Con eso le bastó.

Lo explica muy bien el experto en persuasión Scott Adams. Cuando éramos pequeños y queríamos un abrazo o un bocadillo se lo pedíamos a mamá. Cuando oíamos un ruido en el sótano llamábamos a papá. Ahora mismo, EE.UU. está oyendo ruido en el sótano (crisis, inmigración, deuda, ISIS...). ¿ A quié acudirá?

La única opción de Hillary sería intentar convencer al electorado de que las cosas van bien y no hace falta ese cambio. Es decir, cambiar el estado de ánimo del país, algo totalmente imposible y menos en 6 meses. Y aunque de pronto los americanos pensaran que la economía va bien y que nada les amenaza, ¿por qué votar a alguien que tiene fama por ser especialista en cagarla? Lo dicho, Hillary no tiene nada que hacer.

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